Abbaye
de
Scourmont
cuestiones monásticas en general
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INFORMACIÓN
SOBRE EL DIALOGO MONÁSTICO INTERRELIGIOSO
El
Consejo del Abad General me ha pedido dar a los Capítulos Generales
una breve información sobre el Diálogo Monastico Interreligioso.
Creo que todos estáis al corriente de que existe un organismo
de las Ordenes benedictinas y cistercienses, que se llama el
D.I.M., (en inglés M.I.D.), y que tiene por finalidad promover
en el seno de nuestras comunidades monásticas una toma de conciencia
de la importancia del diálogo entre el cristianismo
y las otras grandes tradiciones religiosas de la humanidad.
Posiblemente no está de más recordar en pocas palabras el origen
de este organismo.
La Declaración Nostra aetate del Vaticano II subrayó
el hecho de que el diálogo con las otras grandes religiones
de la humanidad era un aspecto de la misión evangelizadora de
la Iglesia. En esta línea, las dos grandes reuniones monásticas
pan-asiáticas organizadas por la AIM en Bangkok en 1968 y en
Bangalore en 1973, concedieron un lugar importante a este diálogo.
Es a raíz de estas reuniones cuando en 1974 el cardenal Pignedoli,
presidente del Consilium para el diálogo con las religiones
no cristianas pidió, en una carta al Abad Primado de los Benedictinos,
que las Ordenes monásticas asumieran un papel de liderazgo en
este diálogo, dado que la experiencia monástica tenía
cosas en común con cada una de las principales grandes
religiones. En respuesta a esta petición fueron creadas en 1977
el NABEWD (North American Board for East West Dialogue) en América
y el DIM en Europa. Durante cierto tiempo ambos organismos dependieron
directamente del AIM. Más tarde fue creado un Secretariado DIM
internacional que tenía a su vez secretariados nacionales en
varios países de diversos continentes.
La actividad del DIM siempre se ha realizado en estrecha
colaboración con el Consejo Pontificio para el Diálogo interreligioso
y, de hecho, el secretariado del DIM es consultor
de
este Consejo Pontificio. Un aspecto del trabajo DIM/MID ha sido
la puesta en marcha de un programa de hospitalidad monástica
permitiendo a los monjes y monjas orientales, budistas u otros,
pasar algún tiempo en los monasterios americanos o europeos
y viceversa. Estas visitas han contribuido grandemente a un
mejor conocimiento mútuo. Cada vez que un grupo de monjes budista
ha venido a Europa, han sido calurosamente recibidos en audiencia
por el Santo Padre.
En una comunicación reciente con ocasión de una reunión
del DIM,
Mons. Michael Fitzgerald, actual Presidente del Consejo Pontificio
para el Diálogo con las Religiones no cristianas, recordaba
que la sensibilidad al diálogo interreligioso
no debía ser una especie de pasatiempos (hobby, en inglés) de
uno u otro monje o monja de la comunidad, sino la preocupación
de toda la comunidad.
Querría
hacer de esto el primer punto
de mi comunicación. El objetivo primero del DIM desde
su creación ne es simplemente
el reunir a los monjes y monjas de nuestras comunidades
que ya están implicados en el diálogo interreligioso, sino más
bien el de sensibilizar al conjunto de nuestras comunidades,
primero a la riqueza de las otras religiones, luego a la importancia
de una actitud de diálogo y consideración (aunque, evidentemente,
no todo el mondo debe estar implicado en actividades de diálogo).
Me parece que en esta dimensión de la información y de la actitud
colectiva de diálogo, nuestras comunidades tienen que trabajar
mucho todavía. Necesitamos encontrar los medios de ayudar a
nuestras comunidades,
en su conjunto, a conocer mejor y apreciar la riqueza de todas
las grandes tradiciones religiosas de la humanidad, sobre todo
– pero no solamente- en su dimensión monástica.
Un segundo punto que Mons. Michael Fitzgerald subrayaba
en su comunicación ya
mencionada en la reunión del DIM era el siguiente : Hasta ahora
el diálogo sostenido por el DIM ha sido sobre todo con las religiones
orientales donde se encuentra una muy antigua tradición monástica,
y muy especialmente con el budismo. Ahora bien, se vuelve importante
y urgente desarrollar un diálogo con el Islam, y ello por varias
razones.
Por un lado, hoy en día los Occidentales tienden muy
facilmente a identificar al Islam con las manifestaciones violentas
de un cierto fundamentalismo islamista –que no es el verdadero
Islam- y que, por otra parte, es a menudo la respuesta al fundamentalismo
de grupos que se dicen cristianos y que no representan la verdadera
actitud cristiana. Así, pues es importante conocer y respetar
la otra cara del Islam, que no ignora la compasión, la tolerancia
y el respeto al otro.
Por otro lado, en el momento en el que, en el contexto de las discusiones sobre
la Constitución europea, discutimos sobre las raíces cristianas
de Europa, no hay que olvidar que Europa tiene también profundas
raíces musulmanas, desde Averroes y Avicena pasando por todas
las riquezas culturales que Europa ha recibido del Imperio Otomano.
En un mundo donde algunos quieren ver – y si es preciso
engendrar- una guerra entre civilizaciones y culturas,
es importante que los monjes y monjas
–
cuya vida entera tiene una dimensión de
comunión-,
trabajen con su vida y con su diálogo para una comunión entre
las religiones así como entre las culturas y los pueblos.
Como Dom Bede recordaba ayer, muchos de nuestros monasterios
están ya rodeados de población donde abundan tanto el Islam
como las culturas asiáticas.
Si el diálogo organizado bajo la forma de encuentros
formales y de reuniones tiene su sentido y es necesario, más
necesario es todavía el diálogo de todos los días a través de
la vida. Se ha hablado mucho del diálogo de Christian de Chergé
y de algunos hermanos de Atlas con los Sufís de Medea en el
grupo El Ribat ; pero siendo esto importante, sin duda mucho
más importante era el diálogo constante de vivir juntos la comunidad
de Tibhirine con sus vecinos musulmanes.
Esta es una manera de respeto, de amistad y de diálogo
a la que estamos todos invitados de una forma u otra.
Armand
VEILLEUX |
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